Decálogo del Plan de Política Forestal
- El Plan de Política Forestal debe contener como objetivo básico aprovechar al máximo la producción forestal, como garantía de la perpetuación de las mismas masas forestales y por tanto hay que fomentar, institucionalmente, la apertura de nuevos mercados y destinos para la producción forestal propia. Es necesario que nos dotemos de un auténtico mercado regulado de materias primas (commodities forestales) donde se incluyan los productos y subproductos forestales, y donde la transparencia del mercado debe ser un puntal del mismo.
- Frenar el incremento descontrolado de superficie forestal de Cataluña y permitir, e incluso fomentar, la roturación de algunos terrenos para permitir el control potencial de los grandes incendios forestales, conservar la capacidad de producción agroganadera y reducir la evapotranspiración excesiva de agua de algunas cuencas hidráulicas. Hay que establecer como criterio técnico general, que es igualmente bueno y viable a nivel de gestión de las masas, tanto la forestación de tierras agrícolas como la roturación de terrenos forestales.
- Aplicar una visión economicista de la planificación forestal, con los objetivos centrados en el incremento de beneficios de los productores primarios y el establecimiento de más industrias de la primera transformación de la madera y la supresión de las subvenciones públicas como forma de sostenimiento permanente de modelos de negocio no viables.
- Determinar como prioridad el establecimiento de todo tipo de industrias de primera transformación forestal, apoyando su implantación en cualquier punto del país y de forma homogénea, removiendo a sus obstáculos administrativos a todos los niveles, tanto de administración autonómica como local. La primera transformación ha de poder incluir conceptos tan alejados como la transformación de maderas nobles, productos destinados a los muebles, palos y postes, sierra en general, producción eléctrica, pellet, carbón vegetal industrializado, corcho, viveros y planta para jardinería, productos no madereros del bosque, etc.
- Aprovechar las oportunidades de la biomasa energética como fuente de ingresos, superando la percepción actual que es un producto residual de la gestión forestal (por ejemplo restos de podas y desbroces) para pasar a una visión donde toda la producción forestal tiene potencial como biomasa energética, a falta de destinos tangibles superiores. Hay que apostar por la función energética del suelo rústico en sus diferentes vertientes.
- Reducir de forma considerable la injerencia administrativa en el momento de la recolección forestal, sustituyéndola, en los casos que sea necesario y procedente, por una dirección homologada y responsable, civil y penalmente, y practicada por facultativos en el ejercicio libre de la profesión.
- Bajo criterios técnicos, divulgar y aceptar técnicas de gestión forestal menos costosas a nivel económico y profundizar en la incorporación de otras especies forestales, principalmente procedentes de la región biogeográfica mediterránea, tanto para mejorar el rendimiento productivo como, sobre todo, para avanzar a una posible deforestación debida a los efectos de los cambios climáticos.
- Reorientar, fuertemente, la política de subvenciones hacia las inversiones estructurales y no a las ayudas a la producción. En este sentido hay que reforzar las inversiones en caminos y vías de extracción, la reconversión y transformación de masas forestales de estructura inviable, la forestación de tierras agrícolas cuando proceda y la roturación de terrenos forestales interesantes cara a la prevención de incendios. Sin embargo, continuar con las subvenciones estructurales en materia de prevención de incendios forestales y promover las acciones necesarias de control de la erosión tras los incendios forestales.
- Establecer acciones de cooperación pública en aquellas zonas donde la iniciativa privada sea insuficiente, en especial en los macizos de la zona de Tarragona - Ebro cuando a la gestión forestal concreta. Potenciar la figura jurídica del convenio forestal con la propiedad para que la administración pueda actuar ágilmente en situaciones de desastres naturales masivos como incendios o plagas.
Apostar por la regulación y desarrollo de los aprovechamientos no madereros del bosque en el ámbito privado, y legislar con el objetivo de proteger las inversiones privadas en este ámbito, a fin de que éste se pueda desarrollar a partir de la inversión privada y con objetivos de rentabilidad. Dentro de este ámbito encontraríamos actividades lúdicas, las setas, la caza etc, por citar unos ejemplos.
LA DRECERA. núm. 119. Enero - Febrero 2010
Informativo Agrario del Institut Agrícola.