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  • La falta de inversiones imprescindibles para drenar el agua que se acumula en cada tormenta condena a la zona a no atraer los capitales necesarios para el progreso y la innovación en todo el sector, empezando por los agricultores más pequeños.

  • Los empresarios agrícolas rechazan frontalmente la postura del Govern que supedita las inversiones en infraestructuras hídricas a la aprobación de la ampliación de la ZEPA del Baix Llobregat.

  • Tal como reflejan los pronósticos meteorológicos, nos podemos enfrentar a un otoño- invierno duro con bruscos cambios de la climatología y con serio riesgo de tormentas que vuelvan a anegar los campos y se pierdan las cosechas después de años reivindicando mejoras en las infraestructuras hídricas.

  • El Delta del Llobregat es la zona deliberadamente más abandonada por la Administración Pública de Cataluña desde hace años, no sólo en el ámbito agroalimentario, sino también en el resto de sectores productivos, incluso poniendo en peligro la ciudad de Viladecans.

Gavà-Viladecans, 3 de septiembre de 2022

Los empresarios agrícolas del Baix Llobregat, las cooperativas de Gavà y Viladecans y del Institut Agrícola Català de Sant Isidre, comarca que concentra el 9% de la producción agroalimentaria de Cataluña e imprescindible para el suministro de alimentos al Área Metropolitana de Barcelona, agricultura de proximidad, denuncian la situación de inacción del Govern y, en concreto, de la Agència Catalana del Aigüa (ACA), en materia de inversiones que eviten que en cada temporal con cierta relevancia se inunden los terrenos de cultivo.

En este sentido, cada año que pasa sin construir las infraestructuras hídricas necesarias para gestionar los superávits y déficits de agua de la zona, mayor es el deterioro del sector y, por ende, de la biodiversidad y los ecosistemas del entorno del delta del Llobregat. El ACA ha prometido en varias ocasiones que se trabajaría en las soluciones necesarias para evitar la anegación continua de los campos, pero éstas no están llegando.

Dado que en los próximos tiempos está aumentando la probabilidad de tener con más frecuencia e intensidad episodios consecutivos de sequías e inundaciones en Cataluña, lo que ayer era necesario, hoy es urgente e imprescindible. Los países del sur de Europa requieren de una adaptación por estar sometidos ya de base a climas más áridos y secos de influencia mediterránea. Estos fenómenos climáticos extremos llevan a una destrucción permanente del potencial de producción agroalimentaria, la cual tiene que ser parcheada a corto plazo con un uso más intensivo de abonos nitrogenados, tratamientos fitosanitarios para el control de plagas y regadío intensivo.

Por ello, los empresarios agrupados en torno a las cooperativas de Gavà y Viladecans y el Institut Agrícola Català de Sant Isidre, exigen al ACA la ejecución inmediata de las obras necesarias. Se trata de actuaciones suficientemente bien estudiadas y contrastadas, que además cuentan con presupuesto si el órgano gestor del agua quisiera poner cabeza en este asunto y darle la máxima prioridad. No estamos hablando de un problema aislado o de meros intereses particulares, sino de un problema de primera magnitud en una zona clave para la soberanía productiva agroalimentaria de Cataluña.

Tal como señalan los presidentes de las dos cooperativas, en primer lugar, las actuaciones deben comenzar preparando convenientemente los cauces por los que conducir el agua que caerá torrencialmente. En segundo lugar, construir los dispositivos de drenaje de las aguas, así como la tecnología de prevención y análisis del estado de los suelos que condiciona toda la gestión agroalimentaria y territorial. En tercer lugar, rediseñar la gestión del ciclo integral del agua de la zona, de manera que las posibles lluvias torrenciales de los próximos meses no puedan llegar incluso a inundar la ciudad de Viladecans. No hay más que ver la tragedia de La Bisbal para darse cuenta de que la meteorología puede hacer que se cumplan los escenarios más adversos para los cuales no estamos bien preparados.

Con este paquete de medidas se acabarían los problemas hidrológicos endémicos de la comarca, los cuales no pueden utilizarse como “moneda de cambio” en las negociaciones para la ampliación de la zona ZEPA del Delta. Así, es un despropósito formular las inversiones hidráulicas como un chantaje en toda regla del Govern ante los empresarios agrícolas, los cuales son firmes opositores de la ampliación de la ZEPA como estrategia adecuada para la restauración y conservación de los espacios naturales.